24 de Agosto 2005

FIESTAS DE GRACIA

Las calles de Gràcia solían quedarse tristes al terminar las fiestas, pero creo que este año respiran aliviadas. La semana pasada empecé a escribir un completo reportaje sobre los disturbios de las fiestas, pero al final desistí ante el aluvión de datos contradictorios… Pero quiero al menos hablar un poco de ello aunque sea por encima.

Supongo que a muchos os parecerá una frivolidad, pero aquí en Gràcia se vivió como si el mundo se viniera abajo. Lo peor fue el destrozo del decorado de la calle Tordera, que representaba el interior de un pez y era una verdadera obra de arte. Eso fue una patada en los huevos a los vecinos, ellos se esfuerzan mucho por organizar las fiestas más bonitas de la ciudad, currándose los decorados durante meses y obviamente sin ganar nada con ello, para que se lo paguen así. Es patético que la gente no sepa distinguir entre divertirse y joder a los demás. Encima de que les ponemos la fiesta, nos la revientan. No me extraña que cada año haya menos vecinos que se animen a decorar sus calles… A este paso dejará de hacerse y se perderá la originalidad de estos festejos.

En un primer momento, como siempre, se culpó al colectivo okupa, pero inmediatamente los mismos vecinos de la calle Tordera lo desmintieron. Los vecinos de Gràcia conocen bien a los okupas y saben lo que se dicen. Afirmaron que había sido un grupo de estética heterogénea, mayormente extranjeros; se habló de italianos, franceses… en cualquier caso, blancos y europeos. Luego se difundió que los disturbios se habían iniciado en las cercanas plazas del Sol y de Rius i Taulet, donde se concentra todo el turismo de botellón. Al parecer, la Guardia Urbana intentó desalojar las plazas a las 3 de la madrugada, pues la gente tiende a olvidar que Gràcia no es una especie de parque temático de La Fiesta, sino un barrio donde también se vive y se duerme (o se intenta). Pero los aludidos respondieron lanzando botellas con una violencia inusitada, que incluso sorprendió a los propios agentes. En unas imágenes que dieron por la tele se veía a los antidisturbios huyendo, inaudito. En las noches que siguieron se aumentó la presencia policial, pero los agentes optaron por no desalojar las plazas a las 3 (¡vaya solución!, evitamos los disturbios pero los vecinos que se jodan igual). Aun así hubo algunos amagos de enfrentamiento y se detuvo a unas tres personas, si no estoy mal informado.

Lamentablemente, las fiestas de Gràcia se han convertido desde hace unos tres o cuatro años en una cita “obligada” para el turismo de botellón, que se aprovecha de la permisividad del barrio para hacer lo que le sale de los cojones sin respetar nada (¡a estos hijos de puta sí que habría que impedirles entrar en el país!) Sin embargo, ha trascendido que los tres detenidos no son turistas, sino con residencia en Barcelona y cerca de Gràcia. Por otra parte, la pasmosa y repentina violencia con que se iniciaron los disturbios da que pensar; fuentes policiales afirmaron haber detectado pautas de ataque organizado, no parecía obra de cuatro borrachos. ¿Hay algo más detrás de todo esto? ¿Provocadores camuflados?

Sea como sea, sorprende la timidez de los cuerpos de seguridad en este asunto. ¿Cómo detuvieron sólo a tres personas, con la que se lió? ¿Por qué no fueron tan duros como suelen serlo cuando desalojan casas ocupadas, o cuando las manifestaciones antiglobalización? ¿Por qué permitieron a los vándalos seguir provocando y metiendo ruido toda la noche?

En fin, para terminar con una nota positiva, decir que la noche del sábado estuve con la Niña y mis amigos en una calle apartada del epicentro del jaleo, en la que siempre hay buenos conciertos (no voy a decir cuál es, no sea que los hijos de puta de turno se enteren y la revienten el año que viene), y lo pasamos de puta madre. Al final tuve mi pequeña dosis de magia Gracienca. Por muchos años… o no.