Una vez estuviste en ese horizonte oscuro más allá de los tejados de los edificios, más allá de las colinas, más allá de todo paisaje de la mente. Estuviste ahí y no te encontrabas bien, pero sentías que era ahí donde debías estar. En ese momento. Ahora lo ves desde la ventana de tu casa y sientes cierta nostalgia del abismo, pero no tienes ninguna intención de volver. Los colgados deambulan por las calles. En las barras hablan y hablan y por un momento, sólo por un momento, logran captar alguna resbaladiza verdad oculta que al final siempre se les escurre entre los dedos. Y siguen ahí, esperando agarrarla bien algún día. Nunca lo conseguirán, siempre seguirán intentándolo. Mientras tanto ganan, pierden, vuelven a ganar y vuelven a perder. Tú supiste retirarte a tiempo de la partida y te sientes bien por ello. Corres las cortinas y te vas a dormir. Buenas noches.