20 de Enero 2006

UN ARTISTA DEL BARRO RADIACTIVO

Era el tipo que se dedicaba a limpiar el barro del desagüe de una central nuclear. (No me preguntéis por qué carajo había que limpiar el barro del desagüe de una central nuclear; ¡se hacía, eso es todo!) Lógicamente se aburría como una puta ostra allí dentro, solo en aquel gigantesco desagüe cuya oscuridad, apenas rota por el haz de luz de la linterna del pobre hombre, parecía no tener fin, como un pavoroso agujero negro en mitad de la Tierra. Un día, harto del inmundo vacío de su vida, sacó la botella de Soberano que traía siempre bajo la escafandra que le protegía del barro radiactivo, y empezó a beber. No era un hombre de excesos, tan sólo acostumbraba echar un par de tragos para calentarse en invierno, pero esta vez se dejó llevar y se bebió la botella entera. Pilló un pedal como un piano y no se le ocurrió otra cosa que quitarse la escafandra y ponerse a jugar con el barro.

Cuando despertó de la cogorza, con un dolor de cabeza indescriptible, se encontraba tumbado y cubierto de barro de pies a cabeza, y se asustó mucho. Entonces vio algo que le dejó perplejo: junto a él, a la luz de linterna apareció un montón de magníficas esculturas de barro radiactivo, un verdadero trabajo de artista. No recordaba nada, pero sólo podía haberlas hecho él, pues nadie más entraba en el desagüe. No acertaba a comprenderlo, nunca se había creído capaz de tal cosa. (¿Que qué representaban las esculturas?, ¡y yo qué sé!)

Juró no volver a hacerlo, no quería pillar un cáncer fulminante. Sin embargo no fue capaz de destruir las esculturas: eran lo único bonito que había hecho en su vida. Así que las sacó del desagüe y las escondió por los alrededores para poder contemplarlas cada vez que hiciese una pausa en el trabajo. El resto de sus días transcurrió en la misma espantosa vacuidad que siempre... pero no fue mucho tiempo: después de todo, al final le salió un cáncer igualmente y murió al cabo de algunos años.

Poco después de la muerte de aquel hombre, por casualidad pasó cerca del desagüe un marchante de arte y encontró las esculturas. (¿Que qué hacía por ahí un marchante de arte?, ¡meteos en vuestros asuntos!) Cargó en su coche todas las que pudo y se las llevó a su galería, donde fueron inmediatamente apreciadas por la crítica y admiradas por el público, y se hizo rico con ellas. Más tarde murió también de cáncer, pero hasta entonces se dio la vida padre.


Comments

un cuento cojonudo

Posted by: ludovico on 20 de Enero 2006 a las 03:23 PM

Ya me gustaría a mí darme la vida padre.

Posted by: rucito on 20 de Enero 2006 a las 03:51 PM

Yo trabajé en un tubo de desagüe, yo me bebí un litro de cerveza dentro de ese tubo. Lamentablemente, el barro de mi tubo no era radiactivo. No se puede tener todo...

Posted by: fettuchini on 23 de Enero 2006 a las 03:25 PM

Bonito tu espacio... tópico de debajo del ecuador, del interior de la cicatriz, por encima de la corriente de estructuralistas varios y deconstructivistas alegres... Tb te leo...

Posted by: La pequeña Delirio on 25 de Enero 2006 a las 09:05 PM

¿Te lo puedes creer? Acabo de coger el chiste de tu nick después de leerlo ochocientas veces.

Posted by: fettuchini on 30 de Enero 2006 a las 09:45 PM

Tranqui, casi nadie lo pilla. No debe ser muy buen chiste...

Un saludo

Posted by: HenryKiller on 31 de Enero 2006 a las 10:35 AM
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