Me debato entre el horror, la tristeza por las víctimas y las ganas de decir lo que pienso. En estos momentos es una desconsideración hablar de cualquier cosa que no sea el infinito dolor de los cientos de personas que han perdido a alguien en la masacre. Pero tampoco puede permitirse que, como se sospecha, el Gobierno haga un manejo interesado de la información que se tiene sobre los autores del atentado. Así que, lo siento, no puedo callarme:
Tanto si es ETA como Al-Qaeda, sean quienes sean los hijos de puta asesinos, el Gobierno no puede eludir su parte de responsabilidad por la mala gestión que ha hecho, tanto en política interior como exterior. Un Gobierno prepotente sólo provoca odio, interno o externo, y ese odio nos está matando. Por favor, pensad sobre ello.
NO AL TERRORISMO. NO A LA GUERRA
Dicen que la primera reacción ante la tragedia es la negación.
No del hecho en sí, sino la negación del dolor.