En la soñolienta ansiedad de un lunes por la mañana, escribo esto.
El sábado por la noche, una preciosa gangster llamada Rosalía logró apartarme un poco de la siempre inminente caída. Y también Indiana Jones, Jack el Destripador, un(a) gimnasta suec@ y algunos más
pero ante todo Rosalía, que es la luz de mis noches y, aunque yo ya lo sabía, este fin de semana me he dado cuenta otra vez, y el asombro que me da asombrarme tanto cada vez que me doy cuenta es el milagro que me hace seguir adelante. Los pocos que leen este blog sabrán que no acostumbro a contar intimidades, pero hoy quiero hacerle un homenaje por todos los medios posibles a esa persona maravillosa sin la cual me hundiría mucho más a menudo y que aguanta mis manías y mis estúpidos accesos de mal humor a pesar de no tener ninguna obligación, y hasta consigue devolverme la cordura un poquito.
Niña, vales un imperio. No lo olvides nunca.